Entre los múltiples tatuajes que adornan su piel, Jason Terry luce un 206 en el pecho por el prefijo telefónico de Seattle con el skyline dibujado de fondo y dos palabras: distrito central. Este tatuaje le recuerda de donde viene, sus raíces y el duro camino profesional y personal que ha recorrido hasta llegar donde ha llegado.
Y desde el verano pasado, 'Jet' luce otro que le marca la meta, su destino y lo que va a lograr. Cual profecía de lo que puede suceder, el base de los Mavericks se tatuó en su bíceps derecho un trofeo de campeón de la NBA antes de empezar la presente campaña.
De momento, los Mavs están en la gran final de la NBA y reeditarán la 'maldita' edición de 2006. Con 2-0 a favor y el 3-0 en el bolsillo, dejaron escapar esa victoria que supuso el 2-1 y el inicio de una histórica remontada de Miami en una final para acabar ganando el anillo de campeón con Shaq y Wade (único superviviente ahora junto a Haslem) al frente.
Terry recuerda perfectamente aquellos sucesos. Junto a Mark Cuban, multimillonario propietario de la franquicia, y Dirk Nowitzki es el único superviviente de aquella tragedia para los Mavs, que han jurado venganza ante los Beach Boys de Miami que poco o nada tienen que ver con aquellos Heat de 2006.
Todo empezó en Orlando un día antes de la pretemporada. Los jugadores hacían piña en casa de DeShawn Stevenson, que tiene allí una casa y había convocado una reunión de equipo y a dos personas más: a su chef para que cocinara y a su tatuador personal.
Al jugador de los Mavs apenas le queda espacio en su cuerpo para tatuarse algo más y se quedó alucinado cuando Jason Terry le encargó al tatuador que le hiciese una réplica del Trofeo Larry O'Brien en su bíceps.
"Todos se rieron y pensaron que era una broma, pero cuando me lo hice se quedaron alucinados y desde entonces solamente hemos hablado de llegar a este punto para ganarlo todo. Esto ha ayudado a la química del equipo", explica Terry.
A Dallas solamente le hacen falta cuatro victorias más para el ansiado trofeo y sacudirse los fantasmas de 2006. "Las estrellas se han alineado de nuestra parte y ahora depende de nosotros rematar la faena", dice Terry. Se han alineado las estrellas y su estrella particular, Dirk Nowitzki que está a un nivel realmente sublime.
