“Princesa del amanecer, mi soberana de la aurora…hoy soñé que viajaba a través del tiempo y que tú me recibías en tu morada, modelada en bruma y en jirones de niebla…soñé que tú te convertías en agua y yo en sal…soñé que ambos nos fundíamos en un ardiente y apretado abrazo y los dos nos tornábamos en agua de mar…soñé que saciaba la sed del viaje bebiendo ávidamente de tu boca…soñé que finalmente reposaba acunado en tus brazos de seda, y que así, plácidamente adormecido, esperaba la llegada de un nuevo amanecer…¿o quizás mi instante postrero?...”
