Un aficionado catalán muestra una pancarta escrita sobre una 'senyera' en la que reivindica la tauromaquia
Sentimientos encontrados el día en el que José Tomás se convierte en el último torero que pisa el albero barcelonés
Este domingo se termina todo. Hoy se celebra, a las cinco de la tarde, la última corrida de toros en Barcelona.Torearán José Tomás y el catalán Serafín Marín. La Monumental –una de las tres plazas de toros que llegó a tener la capital catalana, junto a El Torín y Las Arenas- ya vivió el sábado el principio de la en una corrida que arrancó con las notas de Els Segadors y gritos de Libertad, Libertad.
A lo largo de esta mañana el ambiente alrededor de la Monumental es de movimiento. Desde aficionados comprando entradas y mostrando pancartas a favor de la fiesta hasta grupos de antitaurinos, cifrados por Efe en una treintena, manifestandose contra el espectáculo. No obstante, el ambiente es civilizado: taurinos y antitaurinos no se han enfrentado, física o verbalmente.
En los alrededores de la plaza también actúan por última vez los reventas. En los días previos, las entradas para el último espectáculo taurino en el centenario coso barcelonés alcanzaron los cien euros. El lleno está garantizado, esta vez no sólo porque torea José Tomás.
La polémica –toros sí, toros no- está servida. También en la vida política barcelonesa: mientras el alcalde Trías adelanta que ningún miembro de la corporación municipal asistirá a la corrida por falta de afición, el PP asegura que la de hoy no será la última fiesta taurina en Catalunya.
Lo cierto es que Barcelona, que hoy enarbolará la bandera antitaurina, al menos en su pasado fue una ciudad taurina. Aquí nació la música en la fiesta, fue la plaza que llevó la fascinación internacional por el toreo, de la mano de Hemingway y Manolete y también vio cómo la fiesta perdía su esencia y se convertía en un espectáculo turístico con carteles de “your name here”.
Así fue durante un siglo que hoy llegará a su fin.
LAVANGUARDIA.com
Sentimientos encontrados el día en el que José Tomás se convierte en el último torero que pisa el albero barcelonés
Este domingo se termina todo. Hoy se celebra, a las cinco de la tarde, la última corrida de toros en Barcelona.Torearán José Tomás y el catalán Serafín Marín. La Monumental –una de las tres plazas de toros que llegó a tener la capital catalana, junto a El Torín y Las Arenas- ya vivió el sábado el principio de la en una corrida que arrancó con las notas de Els Segadors y gritos de Libertad, Libertad.
A lo largo de esta mañana el ambiente alrededor de la Monumental es de movimiento. Desde aficionados comprando entradas y mostrando pancartas a favor de la fiesta hasta grupos de antitaurinos, cifrados por Efe en una treintena, manifestandose contra el espectáculo. No obstante, el ambiente es civilizado: taurinos y antitaurinos no se han enfrentado, física o verbalmente.
En los alrededores de la plaza también actúan por última vez los reventas. En los días previos, las entradas para el último espectáculo taurino en el centenario coso barcelonés alcanzaron los cien euros. El lleno está garantizado, esta vez no sólo porque torea José Tomás.
La polémica –toros sí, toros no- está servida. También en la vida política barcelonesa: mientras el alcalde Trías adelanta que ningún miembro de la corporación municipal asistirá a la corrida por falta de afición, el PP asegura que la de hoy no será la última fiesta taurina en Catalunya.
Lo cierto es que Barcelona, que hoy enarbolará la bandera antitaurina, al menos en su pasado fue una ciudad taurina. Aquí nació la música en la fiesta, fue la plaza que llevó la fascinación internacional por el toreo, de la mano de Hemingway y Manolete y también vio cómo la fiesta perdía su esencia y se convertía en un espectáculo turístico con carteles de “your name here”.
Así fue durante un siglo que hoy llegará a su fin.
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